Los proyectos chapuza
Hay muchas formas de clasificar un proyecto, en cuanto a su calidad y detalle.
Si nos fijamos en los dos extremos tenemos, por un lado el proyecto que tiene todo lujo de detalles, todo muy bien definido y bien atado.
En este tipo de proyectos el proyectista, salvo honrosas excepciones, no te va a dejar hacer ningún cambio.
Y además, como él ha sido muy exigente con la calidad de su trabajo, también lo va a ser con el tuyo.
Y el otro extremo es cuando el proyecto es una verdadera chapuza. Faltan la mitad de las cosas, hay muchas incoherencias, las soluciones adoptadas en proyecto no van a satisfacer las necesidades de la obra y del cliente, y un largo etc.
Y lo peor de todo es que este proyectista suele ocultar su incompetencia echándote la culpa a ti.
Es decir, que mientras que en el primer caso el proyectista es exigente porque puede serlo, en el segundo no puede, pero lo es.
Sin lugar a duda yo prefiero el primero.
Y en el segundo, para entrar, me lo voy a pensar mucho.
Por eso es importante que, como técnico de estudios, tenga el tiempo suficiente para estudiar el proyecto bien, dedicando el esfuerzo a lo importante, y automatizando al máximo lo que sea automatizable.
¿Y esto cómo es?
Eliminando islas de información
Utilizando la experiencia de la empresa.
Minimizando las consultas a terceros.
No teniendo que inventar lo que ya está inventado.
Y alguna cosa más.
¿Y todo esto como se llama?
¡Mañana más!
Juan Ramón Moreno
Metodología, Herramientas y Acompañamiento
Ingredientes necesarios para que la empresa sea más rentable.