
Las dos máximas del jefe de obra
Hay dos máximas.
Ni una, ni tres. Dos
La primera: la calidad de la obra
La segunda: la rentabilidad.
La primera, la de la calidad, tiene que estar acorde a lo que espera el cliente. Que además se supone que es lo que empresa y cliente han acordado y contratado.
Imagínate que tu jefe de obra planifica, organiza y ejecuta la obra de forma que la calidad es muy superior a lo que tanto la empresa como el cliente esperaban.
El cliente estará contentísimo.
Pero no estará pagando por aquello que ha recibido, luego la empresa sale perjudicada.
O imagínate lo contrario, que la calidad final de la obra terminada es muy triste y da verdadera pena.
El cliente estará muy disgustado, y seguramente no te pague toda la obra.
Y otra vez la empresa perjudicada.
Y la segunda, la rentabilidad, es tan importante como la primera.
Tan importante que debe ser igual o superior a la esperada por la empresa.
Suponiendo, claro está, que el estudio previo de la obra esté bien, y los objetivos de la empresa correctamente establecidos y calculados (que este es otro cantar), porque si esto no se cumple, da lo mismo que la obra salga según lo previsto.
Bien.
Decía que la rentabilidad es importante para que la empresa funcione.
Y para saberla no basta con certificar y cobrar.
Además necesitas saber el coste real de la obra (no lo que tenías en el presupuesto), ver donde te estás desviando y por qué, y corregir lo que tengas que corregir.
Y en esto intervienen todos. Desde el último peón hasta el director general de la empresa.
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¡Hasta mañana!
Juan Ramón Moreno
Metodología, Herramientas y Acompañamiento
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