El que me toque la Excel le corto los “güevos"
Este es el cartel típico que hay, en todas las empresas, cuando el amor por la Excel roza el infinito.
Es más, nos encontramos con excels que no tengo muy claro como considerarlas, si como obras de ingeniería de precisión, o como obras de arte comparables a la filigrana toledana.
¿Cuál es la ventaja?
Que hace tantas cosas, pero tantas tantas, que si hay algo que no hace se lo añado. Porque es “muy fácil” ponerle más cositas.
Y lo que empezó siendo una solución provisional para realizar algunas tareas más o menos repetitivas, acaba siendo un monstruito que no hay quien le meta mano (a excepción del que lo ha hecho), y que está avocando a la empresa a una gestión artesanal.
Y costosa.
¿Qué en tu empresa lo llevas todo con Excel y no es gestión artesanal?
Por supuesto. Has tenido suerte y en tu empresa no, pero en todas las demás sí.
Y ahora viene la segunda derivada, que son las variantes.
Hay una regla escrita a fuego que es “la Excel no se toca, bajo amenaza de mutilación permanente”. Lo que no quita para que cada una pueda tener su versión mejorada y optimizada para algún caso concreto, de una necesidad concreta, de un día concreto.
Y por último, la tercera derivada.
Resulta que en la empresa ya estáis todos acostumbrados (más o menos) al monstruo.
¿Pero qué pasa cuando llega alguien nuevo?
Pues nada. Se nombra una comisión informativa para explicarle qué puede hacer con la Excel, y sobre todo, lo que nunca debe hacer. Esto es, tocarla.
Y así de divertida es la gestión de la empresa a base de super-excels:
Artesanal, insegura, peligrosa, y sobre todo, costosa.
¿Quieres liberarte de esa losa?
Lo tienes fácil
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¡Hasta mañana!
Juan Ramón Moreno
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