Las unidades de obra son aquellas partes, medibles y controlables, en que podemos dividir una obra, que nos permitirán su valoración, y que, sobre todo, nos facilitarán su control posterior. Además, la claridad y la definición exhaustiva de una Unidad de Obra no sólo ayuda a la hora de valorar los trabajos, sino que evita problemas con los clientes fruto de los malentendidos.
En algunos foros técnicos se hace distinción entre Unidad de Obra y Partida, entendiendo como Unidad de Obra la definición genérica del trabajo a realizar, sin formar parte de un proyecto concreto, mientras que la Partida sería la unidad de obra con una medición asociada y formando parte de un proyecto. En nuestro caso no vamos a hacer distinción alguna, y entenderemos que Unidad de obra y Partida son la misma cosa.
Una Unidad de Obra puede contener dos tipos de información: la pública, que mostraremos a nuestro cliente; y la privada, que por norma general es interna para la empresa y nunca mostraremos al cliente.
Vamos a ver qué partes se compone una unidad de obra desde el punto de vista del cliente, y cómo deberemos construirla para que la relación empresa-cliente sea lo más clara posible, y que, sobre todo, no sea fuente de malentendidos y discrepancias futuras.
Así pues, desde el punto de vista del cliente, una unidad de obra deberá contener la siguiente información:
Referencia: Nos sirve para ubicar la unidad de obra en el presupuesto. Debemos evitar las codificaciones complejas procedentes de las bases de datos oficiales, que al cliente no le resultan de interés, y le dificultarán la compresión del presupuesto.
Unidad de medida: ¿Cómo se mide la unidad de obra?. En kg, Tn, m2, m3, unidades, etc.
Nombre de la unidad de obra: Breve descripción de la unidad de obra. Debe darnos una idea general del trabajo a realizar, pero sin que sea demasiado extenso.
Descripción: texto explicativo de la unidad de obra, como se va a ejecutar, de que materiales se compone, lo que incluye, no que no incluye, etc. Es decir, en la descripción debe indicarse todo aquello que permita que la unidad de obra esté perfectamente definida.
En unidades de obra complejas o atípicas, es muy importante describir el proceso constructivo, que además nos ayudará, más adelante, a determinar sus precios descompuestos.
Es especialmente importante indicar aquellas cosas o trabajos que no se incluyen en el precio, puesto que si el cliente entiende que sí debería estar incluido, aunque no esté indicado de forma expresa, tendremos un problema cuya solución siempre es difícil y deteriora enormemente la relación empresa-cliente, ya de por sí complicada. Una mala definición de las unidades de obra puede provocar desavenencias con el cliente, en el peor momento. Es decir, cuando la obra está ejecutada y la empresa quiere cobrar.
Medición: cantidad que tenemos previsto ejecutar.
Es conveniente incluir un desglose de las mediciones, indicando cada una de las partes, zonas, etc., en las que se va a ejecutar la unidad de obra.
Precio de venta: precio unitario, impuestos no incluidos, de la unidad de obra.
Importe: medición por precio de venta.
En definitiva, como hemos visto, la claridad y el máximo desglose posible no sólo nos ayudan a confeccionar el presupuesto, sino a establecer una relación transparente con el cliente. Además, tendremos siempre un control sobre el presupuesto, evitando o ajustando las desviaciones.