Si hace unos meses nos hubieran dicho que era posible trasladar nuestra oficina a casa, y que todo el mundo (el que pudiera, claro) se dispusiera a teletrabajar, pocos lo hubiéramos creído. Sin embargo, si de algo ha servido esta situación de confinamiento, ha sido para romper barreras y creencias que nos impedían hacer uso de herramientas que, sin ser nuevas, sí que han supuesto una novedad en cuanto a su uso generalizado, tanto a nivel particular, como al nivel profesional.
Me estoy refiriendo, cómo no, al uso de las videoconferencias como medio de comunicación, dentro de la propia empresa, y entre empresa y cliente.
Si nos trasladamos al entorno de la formación empresarial, encontraremos que hasta ahora teníamos dos modalidades muy asentadas:
- La formación presencial, en la que profesor y alumnos (generalmente un número reducido) se encuentran en la misma aula, por lo que la interacción alumno-alumno y alumno-profesor es total.
- La formación on-line, en la que los alumnos acceden a una plataforma, visualizan vídeos, artículos, documentos, realizan tests, etc., y la única interacción se limita a las intervenciones en chats y foros del propio curso on-line.
Sin embargo, las herramientas de video conferencia han llegado para quedarse y han permitido mantener la actividad formativa profesional dentro de esta nueva realidad que nos está tocando vivir y, lo que es mejor, van a continuar mejorando permitiendo a las empresas garantizar la formación continua de su personal pero eliminando los problemas que a veces suponen los desplazamientos para atender las sesiones.
FUNDAE reconoce la vídeo – formación presencial y bonifica los cursos
¿Qué ha ocurrido ahora con uso generalizado de las videoconferencias?. Pues que lo que antes era raro, ahora ha pasado a ser algo común y corriente. Y de esto se ha enterado, aunque un poco tarde, FUNDAE. Gracias a este reconocimiento, ahora podemos hacer cursos bonificados por videoconferencia, con la ventaja de que no son necesarios los desplazamientos hasta el centro de formación (como ocurre con las formaciones online de siempre), pero además con una interacción total entre profesorado y alumnos, como ocurre con la formación presencial.
Es decir, FUNDAE ha reconocido la existencia de la “teleformación” en aula virtual.
¿Qué ventajas supone esto para la empresa?
- Menor coste del curso. Si bien el principal argumento para realizar un curso debe ser la utilidad y el valor que agregará a la empresa, también es cierto que, si además de interesante, se puede bonificar en parte, pues bienvenido sea, que para pagar siempre estamos a tiempo.
- Ahorro de tiempo: Nos evitamos desplazamientos entre el centro de trabajo o domicilio hasta el centro de formación, por lo que el tiempo dedicado se limita, estrictamente, a la duración del curso.
- Accesibilidad: hasta ahora las acciones formativas a las que se podía acceder venían condicionadas por el lugar donde se impartían. Con la teleformación no existen las distancias.
Así pues, las empresas podrán disfrutar de formaciones especializadas, adaptadas a sus necesidades, sin tener que de incurrir en gastos de desplazamiento y tiempos adicionales a la propia formación. Y esto se resume como eficiencia en la formación, algo que Gesso ya ha puesto en marcha con éxito en estos dos meses, actualizando y adaptando su curso de Gestión de Empresas del Sector de la Construcción para su impartición por Videoconferencia. Las tres ediciones celebradas avalan nuestra decisión.